miércoles, 24 de octubre de 2018

TEMA 182. GAUDETE ET EXSULTATE, CAPITULO PRIMERO. EL LLAMADO A LA SANTIDAD (2)


El Señor llama 

10. Todo esto es importante. Sin embargo, lo que quisiera recordar con esta Exhortación es sobre todo el llamado a la santidad que el Señor hace a cada uno de nosotros, ese llamado que te dirige también a ti: «Sed santos, porque yo soy santo» (Lv 11,45; cf. 1 P 1,16). 

El Concilio Vaticano II lo destacó con fuerza: «Todos los fieles, cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre»(10)

11. «Cada uno por su camino», dice el Concilio. Entonces, no se trata de desalentarse cuando uno contempla modelos de santidad que le parecen inalcanzables. Hay testimonios que son útiles para estimularnos y motivarnos, pero no para que tratemos de copiarlos, porque eso hasta podría alejarnos del camino único y diferente que el Señor tiene para nosotros. 

Lo que interesa es que cada creyente discierna su propio camino y saque a la luz lo mejor de sí, aquello tan personal que Dios ha puesto en él (cf. 1 Co 12, 7), y no que se desgaste intentando imitar algo que no ha sido pensado para él. Todos estamos llamados a ser testigos, pero «existen muchas formas existenciales de testimonio»(11)

De hecho, cuando el gran místico san Juan de la Cruz escribía su Cántico Espiritual, prefería evitar reglas fijas para todos y explicaba que sus versos estaban escritos para que cada uno los aproveche «según su modo»(12). Porque la vida divina se comunica «a unos en una manera y a otros en otra»(13)

12. Dentro de las formas variadas, quiero destacar que el «genio femenino» también se manifiesta en estilos femeninos de santidad, indispensables para reflejar la santidad de Dios en este mundo. Precisamente, aun en épocas en que las mujeres fueron más relegadas, el Espíritu Santo suscitó santas cuya fascinación provocó nuevos dinamismos espirituales e importantes reformas en la Iglesia. 

Podemos mencionar a santa Hildegarda de Bingen, santa Brígida, santa Catalina de Siena, santa Teresa de Ávila o santa Teresa de Lisieux. Pero me interesa recordar a tantas mujeres desconocidas u olvidadas quienes, cada una a su modo, han sostenido y transformado familias y comunidades con la potencia de su testimonio. 

13. Esto debería entusiasmar y alentar a cada uno para darlo todo, para crecer hacia ese proyecto único e irrepetible que Dios ha querido para él desde toda la eternidad: «Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré» (Jr 1,5). 

También para ti 

14. Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. 

Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales(14)

15. Deja que la gracia de tu Bautismo fructifique en un camino de santidad. Deja que todo esté abierto a Dios y para ello opta por él, elige a Dios una y otra vez. No te desalientes, porque tienes la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible, y la santidad, en el fondo, es el fruto del Espíritu Santo en tu vida (cf. Ga 5,22-23). Cuando sientas la tentación de enredarte en tu debilidad, levanta los ojos al Crucificado y dile: «Señor, yo soy un pobrecillo, pero tú puedes realizar el milagro de hacerme un poco mejor». 

En la Iglesia, santa y compuesta de pecadores, encontrarás todo lo que necesitas para crecer hacia la santidad. El Señor la ha llenado de dones con la Palabra, los sacramentos, los santuarios, la vida de las comunidades, el testimonio de sus santos, y una múltiple belleza que procede del amor del Señor, «como novia que se adorna con sus joyas» (Is 61,10). 

16. Esta santidad a la que el Señor te llama irá creciendo con pequeños gestos. Por ejemplo: una señora va al mercado a hacer las compras, encuentra a una vecina y comienza a hablar, y vienen las críticas. Pero esta mujer dice en su interior: «No, no hablaré mal de nadie». Este es un paso en la santidad. 

Luego, en casa, su hijo le pide conversar acerca de sus fantasías, y aunque esté cansada se sienta a su lado y escucha con paciencia y afecto. Esa es otra ofrenda que santifica. Luego vive un momento de angustia, pero recuerda el amor de la Virgen María, toma el rosario y reza con fe. Ese es otro camino de santidad. Luego va por la calle, encuentra a un pobre y se detiene a conversar con él con cariño. Ese es otro paso. 

17. A veces la vida presenta desafíos mayores y a través de ellos el Señor nos invita a nuevas conversiones que permiten que su gracia se manifieste mejor en nuestra existencia «para que participemos de su santidad» (Hb 12,10). Otras veces solo se trata de encontrar una forma más perfecta de vivir lo que ya hacemos: «Hay inspiraciones que tienden solamente a una extraordinaria perfección de los ejercicios ordinarios de la vida»
(15)

Cuando el Cardenal Francisco Javier Nguyên van Thuân estaba en la cárcel, renunció a desgastarse esperando su liberación. Su opción fue «vivir el momento presente colmándolo de amor»; y el modo como se concretaba esto era: «Aprovecho las ocasiones que se presentan cada día para realizar acciones ordinarias de manera extraordinaria»(16)

18. Así, bajo el impulso de la gracia divina, con muchos gestos vamos construyendo esa figura de santidad que Dios quería, pero no como seres autosuficientes sino «como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios» (1 P 4,10). Bien nos enseñaron los Obispos de Nueva Zelanda que es posible amar con el amor incondicional del Señor, porque el Resucitado comparte su vida poderosa con nuestras frágiles vidas: «Su amor no tiene límites y una vez dado nunca se echó atrás. Fue incondicional y permaneció fiel. 

Amar así no es fácil porque muchas veces somos tan débiles. Pero precisamente para tratar de amar como Cristo nos amó, Cristo comparte su propia vida resucitada con nosotros. De esta manera, nuestras vidas demuestran su poder en acción, incluso en medio de la debilidad humana»(17)

Notas a pie de página:

(10) Const. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 11. 

(11) Hans U. von Balthasar, “Teología y santidad”, en Communio 6 (1987), 489. 

(12) Cántico Espiritual B, Prólogo, 2. 

(13) Ibíd., XIV-XV, 2. 

(14) Cf. Catequesis (19 noviembre 2014): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (21 noviembre 2014), p. 16. 

(15) S. Francisco de Sales, Tratado del amor a Dios, VIII, 11. 

(16) Cinco panes y dos peces: un gozoso testimonio de fe desde el sufrimiento en la cárcel, México 19999, 21. 

(17) Conferencia de Obispos católicos de Nueva Zelanda, Healing love (1 enero 1988). 



martes, 9 de octubre de 2018

TEMA 181. GAUDETE ET EXSULTATE, CAPITULO PRIMERO (1)


Gaudete et Exsultate
Exhortación apostólica Gaudete et Exsultate del papa Francisco sobre el llamado a la santidad del mundo actual 

1. «Alegraos y regocijaos» (Mt 5,12), dice Jesús a los que son perseguidos o humillados por su causa. El Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados. Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada. En realidad, desde las primeras páginas de la Biblia está presente, de diversas maneras, el llamado a la santidad. Así se lo proponía el Señor a Abraham: «Camina en mi presencia y sé perfecto» (Gn 17,1). 

2. No es de esperar aquí un tratado sobre la santidad, con tantas definiciones y distinciones que podrían enriquecer este importante tema, o con análisis que podrían hacerse acerca de los medios de santificación. Mi humilde objetivo es hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades. Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió «para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor» (Ef 1,4). 


CAPÍTULO PRIMERO 
EL LLAMADO A LA SANTIDAD (1)
Los santos que nos alientan y acompañan 

3. En la carta a los Hebreos se mencionan distintos testimonios que nos animan a que «corramos, con constancia, en la carrera que nos toca» (12,1). Allí se habla de Abraham, de Sara, de Moisés, de Gedeón y de varios más (cf. 11,1-12,3) y sobre todo se nos invita a reconocer que tenemos «una nube tan ingente de testigos» (12,1) que nos alientan a no detenernos en el camino, nos estimulan a seguir caminando hacia la meta. Y entre ellos puede estar nuestra propia madre, una abuela u otras personas cercanas (cf. 2 Tm 1,5). Quizá su vida no fue siempre perfecta, pero aun en medio de imperfecciones y caídas siguieron adelante y agradaron al Señor. 

4. Los santos que ya han llegado a la presencia de Dios mantienen con nosotros lazos de amor y comunión. Lo atestigua el libro del Apocalipsis cuando habla de los mártires que interceden: «Vi debajo del altar las almas de los degollados por causa de la Palabra de Dios y del testimonio que mantenían. Y gritaban con voz potente: “¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia?”» (6,9-10). Podemos decir que «estamos rodeados, guiados y conducidos por los amigos de Dios (…) No tengo que llevar yo solo lo que, en realidad, nunca podría soportar yo solo. La muchedumbre de los santos de Dios me protege, me sostiene y me conduce» 
(1)

5. En los procesos de beatificación y canonización se tienen en cuenta los signos de heroicidad en el ejercicio de las virtudes, la entrega de la vida en el martirio y también los casos en que se haya verificado un ofrecimiento de la propia vida por los demás, sostenido hasta la muerte. Esa ofrenda expresa una imitación ejemplar de Cristo, y es digna de la admiración de los fieles
(2). Recordemos, por ejemplo, a la beata María Gabriela Sagheddu, que ofreció su vida por la unión de los cristianos. 

Los santos de la puerta de al lado 

6. No pensemos solo en los ya beatificados o canonizados. El Espíritu Santo derrama santidad por todas partes, en el santo pueblo fiel de Dios, porque «fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo, que le confesara en verdad y le sirviera santamente»
(3). El Señor, en la historia de la salvación, ha salvado a un pueblo. No existe identidad plena sin pertenencia a un pueblo. Por eso nadie se salva solo, como individuo aislado, sino que Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama de relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad humana: Dios quiso entrar en una dinámica popular, en la dinámica de un pueblo. 

7. Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es muchas veces la santidad «de la puerta de al lado», de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, «la clase media de la santidad»
(4)

8. Dejémonos estimular por los signos de santidad que el Señor nos presenta a través de los más humildes miembros de ese pueblo que «participa también de la función profética de Cristo, difundiendo su testimonio vivo sobre todo con la vida de fe y caridad»
(5). Pensemos, como nos sugiere santa Teresa Benedicta de la Cruz, que a través de muchos de ellos se construye la verdadera historia: «En la noche más oscura surgen los más grandes profetas y los santos. Sin embargo, la corriente vivificante de la vida mística permanece invisible. Seguramente, los acontecimientos decisivos de la historia del mundo fueron esencialmente influenciados por almas sobre las cuales nada dicen los libros de historia. Y cuáles sean las almas a las que hemos de agradecer los acontecimientos decisivos de nuestra vida personal, es algo que solo sabremos el día en que todo lo oculto será revelado»(6)

9. La santidad es el rostro más bello de la Iglesia. Pero aun fuera de la Iglesia Católica y en ámbitos muy diferentes, el Espíritu suscita «signos de su presencia, que ayudan a los mismos discípulos de Cristo»
(7). Por otra parte, san Juan Pablo II nos recordó que «el testimonio ofrecido a Cristo hasta el derramamiento de la sangre se ha hecho patrimonio común de católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes»(8). En la hermosa conmemoración ecuménica que él quiso celebrar en el Coliseo, durante el Jubileo del año 2000, sostuvo que los mártires son «una herencia que habla con una voz más fuerte que la de los factores de división»(9).

Notas a pie de página:
(1) Benedicto XVI, Homilía en el solemne inicio del ministerio petrino (24 abril 2005): AAS 97 (2005), 708. 

(2) Supone de todos modos que haya fama de santidad y un ejercicio, al menos en grado ordinario, de las virtudes cristianas: cf. Motu proprio Maiorem hac dilectionem (11 julio 2017), art. 2c: L’Osservatore Romano(12 julio 2017), p. 8. 
(3) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 9. 

(4) Cf. Joseph Malègue, Pierres noires. Les classes moyennes du Salut, París 1958. 

(5) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 12. 

(6) Vida escondida y epifanía, en Obras Completas V, Burgos 2007, 637. 

(7) S. Juan Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte (6 enero 2001), 56: AAS 93 (2001), 307. 
(8) Carta ap. Tertio millennio adveniente (10 noviembre 1994), 37: AAS 87 (1995), 29. 

(9) Homilía en la Conmemoración ecuménica de los testigos de la fe del siglo XX (7 mayo 2000), 5: AAS 92 (2000), 680-681. 



TEMA 180. EXHORTACIÓN APOSTOLICA "GAUDETE ET EXSULTATE" DEL PAPA FRANCISCO. CALENDARIO CURSO 2018-2019

9 de octubre de 2018

ESCUELA DE E-FORMACIÓN DEL MOVIMIENTO “CHRISTIFIDELES LAICI”       

TEMA 180. CURSO 2018-2019 “ALEGRAOS Y REGOCIJAOS”

Queridos hermanos del Movimiento Christifideles Laici y amigos que leéis este blog.

Iniciamos, a Dios gracias, el décimo curso de la escuela de e-formación.

En el primer curso, 2009-2010, titulado “la Buena Noticia” los temas trataban sobre la naturaleza de Dios Padre y su designio para la humanidad redimida por Cristo Jesús.

Los temas del segundo curso, 2010-2011, bajo el título “El Espíritu Santo y la Iglesia” trataban sobre el Espíritu Santo, las primeras comunidades cristianas, la transmisión de la fe,  los sacramentos y la misión.

El tercer curso, 2011-2012, llevaba por nombre “Tú eres Pedro” ya que los temas que se trataron son discursos y textos escritos por los Santos Padres de la Iglesia. Discursos de Benedicto XVI en la JMJ de Madrid 2011, la Carta apostólica DIES DOMINI de Juan Pablo II y la exhortación apostólica EVANGELI NUNTIANDI de Pablo VI.

El cuarto curso, 2012-2013, trataba sobre dos temas vitales para nuestro mundo de hoy sumido en una crisis de valores y económica:  LA FAMILIA y LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA. Se trataron los discursos de Benedicto XVI en el encuentro de las familias de Milán 2012 i los textos de la encíclica “Cáritas in veritati” publicada en junio de 2009.

El quinto curso, 2013-2014, trató sobre los jóvenes y la fe.  Recogiendo los textos de la Jornada Mundial de la Juventud de 2013 celebrada en Rio de Janeiro, y los textos de los Papas Benedicto XVI y del Papa Francisco que hacen referencia a la fe:  la Carta Apostólica “Porta Fidei” publicada en  octubre de 2011 i la Carta Encíclica “Lumen Fidei” publicada en junio de 2013.

El sexto curso, 2014-2015, trató el tema de la evangelización recogiendo los textos de los escritos por el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica “Evangelium Gaudium” publicada en 2014.

El séptimo curso, 2015-2016, llevaba como nombre “Alabado seas” y como núcleo se estudiaba la Carta Encíclica  “Laudato si” del Santo Padre Francisco, que trata de la relación del hombre con la creación, dispuesta por el Señor para que el hombre disponga de ella para su supervivencia y desarrollo ordenado.

El octavo curso, 2016-2017, trató el tema del amor en la familia titulándose “La alegría del amor” y tiene como núcleo la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia” del Santo Padre Francisco.

El noveno curso, 2017-2018,  llevaba como nombre “El evangelio de la vida” y como núcleo trató la Carta Encíclica “Evangelium Vitae” del Santo Padre Juan Pablo II sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana

 Todos los temas de los cursos anteriores están recogidos en el mismo blog en el que se irán incorporando los temas de este curso.

Este curso, 2018-2019,  lleva como nombre “Alegraos y regocijaos” y como núcleo tratará la Exhortación apostólica “Gaudete et Exsultate” del Papa Francisco sobre la llamada a la santidad en el mundo actual 

 «Alegraos y regocijaos» (Mt 5,12), dice Jesús a los que son perseguidos o humillados por su causa. El Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados. Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada. En realidad, desde las primeras páginas de la Biblia está presente, de diversas maneras la llamada a la santidad. Así se lo proponía el Señor a Abraham: «Camina en mi presencia y sé perfecto» (Gn 17,1). 

No es de esperar aquí un tratado sobre la santidad, con tantas definiciones y distinciones que podrían enriquecer este importante tema, o con análisis que podrían hacerse acerca de los medios de santificación. Mi humilde objetivo es hacer resonar una vez más la llamada a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades. Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió «para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor» (Ef 1,4). 

CALENDARIO DEL CURSO 2018-2019 “ALEGRAOS Y REGOCIJAOS”

9/octubre/2018. Tema 180 Presentación
Gaudete et Exsultate
Exhortación apostólica Gaudete et Exsultate del papa Francisco sobre la llamada a la santidad del mundo actual (1-2)

10/octubre/2018. Tema 181
CAPÍTULO PRIMERO. LA LLAMADA A LA SANTIDAD (1)
Los santos que nos alientan y acompañan (3-5)
Los santos de la puerta de al lado (6-9)

23/octubre/2018. Tema 182
CAPÍTULO PRIMERO. LA LLAMADA A LA SANTIDAD (2)
El Señor llama (10-13)

También para ti (14-18)


6/noviembre/2018. Tema 183
CAPÍTULO PRIMERO. LA LLAMADA A LA SANTIDAD (3)
Tu misión en Cristo (19-24)


20/noviembre/2018. Tema 184
CAPÍTULO PRIMERO. LA LLAMADA A LA SANTIDAD (4)
La actividad que santifica (25-31)

Más vivos, más humanos (32-34)


4/diciembre/2018. Tema 185

CAPÍTULO SEGUNDO. DOS SUTILES ENEMIGOS DE LA SANTIDAD (1)
Introducción (35)

El gnosticismo actual (36)

Una mente sin Dios y sin carne (37-39)

Una doctrina sin misterio (40-42)

Los límites de la razón (43-46)


18/diciembre/2018. Tema 186

CAPÍTULO SEGUNDO. DOS SUTILES ENEMIGOS DE LA SANTIDAD (2)
El pelagianismo actual (47-48)
Una voluntad sin humildad (49-51)

Una enseñanza de la Iglesia muchas veces olvidada (52-56)



8/enero/2019. Tema 187
CAPÍTULO SEGUNDO. DOS SUTILES ENEMIGOS DE LA SANTIDAD (3)
Los nuevos pelagianos (57-59)
El resumen de la Ley (60-62)

22/enero/2019. Tema 188
CAPÍTULO TERCERO. A LA LUZ DEL MAESTRO (1)
Introducción (63-64)

A contracorriente (65-66)

«Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» (67-70)

Ser pobre en el corazón, esto es santidad. 

«Felices los mansos, porque heredarán la tierra» (71-74)


5/febrer/2019. Tema 189
CAPÍTULO TERCERO. A LA LUZ DEL MAESTRO (2)
Reaccionar con humilde mansedumbre, esto es santidad. 

«Felices los que lloran, porque ellos serán consolados» (75-76)

Saber llorar con los demás, esto es santidad. 

«Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados» (77-79)


Buscar la justicia con hambre y sed, esto es santidad. 

«Felices los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (80-82)


19/febrero/2019. Tema 190
CAPÍTULO TERCERO. A LA LUZ DEL MAESTRO (3)

Mirar y actuar con misericordia, esto es santidad. 

«Felices los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios» (83-86)

Mantener el corazón limpio de todo lo que mancha el amor, esto es santidad. 

«Felices los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (87-89)

Sembrar paz a nuestro alrededor, esto es santidad. 

«Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos» (90-94)


Aceptar cada día el camino del Evangelio aunque nos traiga problemas, esto es santidad. 

5/marzo/2019. Tema 191
CAPÍTULO TERCERO. A LA LUZ DEL MAESTRO (4)

El gran protocolo (95)
Por fidelidad al Maestro (96-99)

Las ideologías que mutilan el corazón del Evangelio (100-103)


19/marzo/2019. Tema 192
CAPÍTULO TERCERO. A LA LUZ DEL MAESTRO (5)
El culto que más le agrada (104-109)

2/abril/2019. Tema 193
CAPÍTULO CUARTO.
ALGUNAS NOTAS DE LA SANTIDAD EN EL MUNDO ACTUAL (1)

Introducción (110-111)

Dentro del gran marco de la santidad que nos proponen las bienaventuranzas quisiera recoger algunas notas o expresiones espirituales que, a mi juicio, no deben faltar para entender el estilo de vida al que el Señor nos llama.
Aguante, paciencia y mansedumbre (112-121)


23/abril/2019. Tema 194

CAPÍTULO CUARTO.
ALGUNAS NOTAS DE LA SANTIDAD EN EL MUNDO ACTUAL (2)

Alegría y sentido del humor (122-128)


7/mayo/2019. Tema 195
CAPÍTULO CUARTO.
ALGUNAS NOTAS DE LA SANTIDAD EN EL MUNDO ACTUAL (3)

Audacia y fervor (129-139)


7/mayo/2019. Tema 196
CAPÍTULO CUARTO.
ALGUNAS NOTAS DE LA SANTIDAD EN EL MUNDO ACTUAL (4)

En comunidad (140-146)



21/mayo/2019.Tema 197

CAPÍTULO CUARTO.
ALGUNAS NOTAS DE LA SANTIDAD EN EL MUNDO ACTUAL (5)

En oración constante (147-157)


4/junio/2019.Tema 198

CAPÍTULO QUINTO. COMBATE, VIGILANCIA Y DISCERNIMIENTO (1)

Introducción (158)

El combate y la vigilància (159)
 
Algo más que un mito (160-161)

Despiertos y confiados (162-163)

La corrupción espiritual (164-165)


18/junio/2019.Tema 199

CAPÍTULO QUINTO. COMBATE, VIGILANCIA Y DISCERNIMIENTO (2)
El discernimiento (166)

Una necesidad imperiosa (167-168)

Siempre a la luz del Señor (169)

Un don sobrenatural (170-171)

Habla, Señor (172-173)

La lógica del don y de la cruz (174-177)