TERCERA
PARTE
LA PERFECTA CONSAGRACIÓN A JESUCRISTO
EFECTOS
MARAVILLOSOS DE LA CONSAGRACIÓN TOTAL EN QUIEN LE ES FIEL (213)
CONOCIMIENTO
DE SÍ MISMO (213)
PARTICIPACIÓN
EN LA FE DE MARIA (214)
MADUREZ
CRISTIANA (215)
GRAN
CONFIANZA EN DIOS Y EN MARÍA (216)
COMUNICACIÓN
DE MARÍA Y DE SU ESPÍRITU (217)
TRANSFORMACIÓN
EN MARÍA A IMAGEN DE JESUCRISTO (218)
LA
MAYOR GLORIA DE JESUCRISTO (222)
CAPÍTULO
IV
EFECTOS
MARAVILLOSOS DE LA CONSAGRACIÓN TOTAL EN QUIEN LE ES FIEL
213 Persuádete, hermano carísimo,
de que, si eres fiel a las prácticas interiores y exteriores de esta devoción,
las cuales voy a indicar más adelante, participarás de los frutos maravillosos
que produce en el alma fiel.
1.
CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO
1. Gracias
a la luz que te comunicará el Espíritu Santo por medio de María, su querida
Esposa, conocerás tu mal fondo, tu corrupción e incapacidad para todo lo bueno,
si Dios no es su principio como autor de la naturaleza o de la Gracia (153) . Y, a consecuencia de este conocimiento, te
despreciarás y no pensarás en ti mismo sino con horror. Te considerarás como un
caracol, que todo lo mancha con su baba; como un sapo, que todo lo emponzoña
con su veneno, o como una serpiente maligna, que sólo pretende engañar. En fin,
la humilde María te hará partícipe de su profunda humildad, y mediante ella te
despreciarás a ti mismo, no despreciarás a nadie y gustarás de ser
menospreciado (154) .
2.
PARTICIPACIÓN EN LA FE DE MARÍA
214 2. La Santísima Virgen te hará partícipe
de su fe. La cual fue mayor que la de todos los patriarcas, profetas, apóstoles
y todos los demás santos. Ahora que reina en los cielos, no tiene ya esa fe,
porque ve claramente todas las cosas en Dios por la luz de la gloria. Sin
embargo, con el consentimiento del Altísimo, no la ha perdido al entrar en la
gloria (155) ; la conserva para comunicarla a
sus más fieles servidores en la Iglesia peregrina.
Por lo
mismo, cuanto más te granjees la benevolencia de esta augusta Princesa y Virgen
fiel, tanto más reciamente se cimentará toda tu vida en la fe verdadera: una fe
pura, que hará que no te preocupes por lo sensible y extraordinario; una fe
viva y animada por la caridad, que te hará obrar siempre por el amor más puro;
una fe firme e inconmovible como una roca, que te ayudará a permanecer siempre
firme y constante en medio de las tempestades y tormentas; una fe penetrante y
eficaz, que –como misteriosa llave maestra– te permitirá entrar en todos los
misterios de Jesucristo, las postrimerías del hombre y el corazón del mismo
Dios; una fe intrépida, que te llevará a emprender y llevar a cabo, sin
titubear, grandes empresas por Dios y por la
salvación de las almas; finalmente, una fe que será tu antorcha encendida, tu
vida divina, tu tesoro escondido de la divina sabiduría y tu arma omnipotente,
de la cual te servirás para iluminar a los que viven en tinieblas y sombras de
muerte, para inflamar a los tibios y necesitados del oro encendido de la
caridad, para resucitar a los muertos por el pecado, para conmover y convertir
–con tus palabras suaves y poderosas– los corazones de mármol y los cedros del
Líbano y, finalmente, para resistir al demonio y a todos los enemigos de la
salvación (156) .
3.
MADUREZ CRISTIANA
215 3. Esta Madre del Amor Hermoso
quitará de tu corazón todo escrúpulo y temor servil desordenado y lo abrirá y
ensanchará para correr por los mandamientos de su Hijo con la santa libertad de
los hijos de Dios, y para encender en el alma el amor puro, cuya tesorera es
Ella. De modo que en tu comportamiento con el Dios-Caridad ya no te gobernarás
–como hasta ahora– por temor, sino por amor puro (157) .
Lo mirarás como a tu Padre bondadoso, te afanarás por agradarle siempre y
dialogarás con El en forma confidencial como un hijo con su cariñoso padre. Si,
por desgracia, llegaras a ofenderlo, te humillarás al punto delante de Él, le
pedirás perdón humildemente, tenderás hacia Él la mano con sencillez, te
levantarás de nuevo amorosamente, sin turbación ni inquietud, y seguirás
caminando hacia Él, sin descorazonarte.
4.
GRAN CONFIANZA EN DIOS Y EN MARÍA
216 4. La Santísima Virgen te
colmará de gran confianza en Dios y en Ella misma:
1o
porque ya no te acercarás por ti mismo a Jesucristo, sino siempre por medio de
María, tu bondadosa Madre;
2o
habiéndole entregado tus méritos, gracias y satisfacciones para que disponga de
ellos según su voluntad, Ella te comunicará sus virtudes y te revestirá con sus
méritos (158) , de suerte que podrás decir a
Dios con plena confianza: ¡Esta es María, tu servidora! ¡Hágase en mí según lo
que has dicho¡ (Sal 119 [118],94) (159) .
3o
habiéndote entregado totalmente a Ella -en cuerpo y alma-, Ella, que es
generosa, se entregará a ti, en recompensa, de forma maravillosa, pero real, de
suerte que podrás decirle con santa osadía: Soy tuyo, ¡oh María!; sálvame. O
con el discípulo amado - como he dicho antes-: “¡Te he tomado, María Santísima,
por todos mis bienes!” (160) . O con San
Buenaventura: “Querida Señora y salvadora mía, obraré confiadamente y sin
temor, porque eres mi fortaleza y alabanza en el Señor. Soy todo tuyo y cuanto
tengo es tuyo, Virgen gloriosa y bendita entre todas las creaturas! ¡Que yo te
ponga como sello sobre mi corazón (161) , porque
tu amor es fuerte como la muerte!” (Cant 8,6).
Podrás
decir a Dios con los sentimientos del profeta: Señor, mi corazón y mis ojos no
tienen ningún motivo para enaltecerse y enorgullecerse, ni para buscar cosas
grandes y maravillosas. Y con todo, aún no soy humilde. Pero la confianza me
sostiene y anima. Estoy, como un niño, privado de los placeres terrestres y
apoyado en el seno de mi madre; allí me colman de bienes (ver Sal 131
[130],1-2); 4o el hecho de haberle entregado en depósito todo lo bueno que
tienes para que lo conserve o comunique, aumentará tu confianza en Ella. Sí,
entonces confiarás menos en ti mismo y mucho más en Ella, que es tu tesoro.
¡Oh! ¡Qué confianza y consuelo poder decir que el tesoro de Dios, en el que El
ha puesto lo más precioso que tiene, es también el tuyo!: “Ella es -dice un
santo- el tesoro de Dios” (162) .
5.
COMUNICACIÓN DE MARÍA Y DE SU ESPÍRITU
217 5. El alma de María estará en
ti para glorificar al Señor y su espíritu se alborozará por ti en Dios, su
Salvador, con tal que permanezcas fiel a las prácticas de esta devoción. “Que
el alma de María more en cada uno para engrandecer al Señor, que el espíritu de
María permanezca en cada uno para regocijarse en Dios” (163)
.
¡Ah!
¿Cuándo llegará ese tiempo dichoso -dice un santo varón en nuestros días,
ferviente enamorado de María-, cuándo llegará ese tiempo dichoso en que la
excelsa María sea establecida como Señora y Soberana en los corazones, para
someterlos plenamente al imperio de su excelso y único Jesús? ¿Cuándo
respirarán las almas a María como los cuerpos respiran el aire? Cosas
maravillosas sucederán entonces en la tierra, donde el Espíritu Santo -al
encontrar a su querida Esposa como reproducida en las almas- vendrá a ellas con
la abundancia de sus dones y las llenará de gracia.
¿Cuándo
llegará, hermano mío, ese tiempo dichoso, ese siglo de María, en el que muchas
almas escogidas y obtenidas del Altísimo por María, perdiéndose ellas mismas en
el abismo de su interior, se transformen en copias vivientes de la Santísima
Virgen para amar y glorificar a Jesucristo? Ese tiempo sólo llegará cuando se
conozca y viva la devoción que yo enseño: “¡Señor, para que venga tu reino,
venga el reino de María!”
6. TRANSFORMACIÓN
EN MARÍA A IMAGEN DE JESUCRISTO
218 6. Si María, que es el árbol de
la vida, está bien cultivada en ti mismo por la fidelidad a las prácticas de
esta devoción, dará su fruto en tiempo oportuno, fruto que no es otro que
Jesucristo.
Veo a
tantos devotos y devotas que buscan a Jesucristo. Unos van por un camino y una
práctica, los otros por otra. Y con frecuencia, después de haber trabajado
pesadamente durante la noche, pueden decir: Nos hemos pasado toda la noche
bregando y no hemos cogido nada (Lc 5,5). Y se les puede contestar: Siembran
mucho, cosechan poco (Ag 1,6). Jesucristo es todavía muy débil en ustedes. Pero
por el camino inmaculado de María y esta práctica divina que les enseño se
trabaja de día, se trabaja en un lugar santo y se trabaja poco. En María no hay
noche, porque en Ella no hay pecado, ni aun la menor sombra de él. María es un
lugar santo. Es el Santo de los santos, en donde son formados y moldeados los
santos (164) .
219 Escucha bien lo que te digo:
los santos son moldeados en María. Existe gran diferencia entre hacer una
figura de bulto a golpes de martillo y cincel y sacar una estatua vaciándola en
un molde. Los escultores y estatuarios trabajan mucho del primer modo para
hacer una estatua y gastan en ello mucho tiempo. Mas para hacerla de la segunda
manera trabajan poco y emplean poco tiempo.
San
Agustín llama a la Santísima Virgen molde de Dios (165)
(Ver SM 16): el molde propio para formar y moldear dioses. Quien sea
vertido en este molde divino, quedará muy pronto formado y moldeado en
Jesucristo, y Jesucristo en él; con pocos gastos y en corto tiempo, se
convertirá en Dios, porque ha sido arrojado en el mismo molde que ha formado un
Dios.
220 Paréceme que los directores y
devotos que quieren formar a Jesucristo en sí mismos o en los demás por
prácticas diferentes a ésta pueden muy bien compararse a los escultores, que,
confiados en su habilidad, destreza y arte, descargan infinidad de golpes de
martillo y cincel sobre una piedra dura o un trozo de madera tosca para sacar
de ellos una imagen de Jesucristo. Algunas veces no aciertan a reproducir a
Jesucristo a la perfección, ya por falta de conocimiento y experiencia de la
persona de Jesucristo, ya a causa de algún golpe mal dado que echa a perder
toda la obra.
Pero a
quienes abrazan este secreto de la gracia que les estoy presentando, los puedo
comparar, con razón, a los fundidores y moldeadores que, habiendo encontrado el
hermoso molde de María - en donde Jesucristo ha sido perfecta y divinamente
formado-, sin fiarse de su propia habilidad, sino únicamente de la excelencia
del molde, se arrojan y pierden en María para convertirse en el retrato perfecto
de Jesucristo.
221 ¡Hermosa imagen y verdadera
comparación! Pero acuérdate que no se echa en el molde sino lo que está fundido
y líquido; es decir, que es necesario destruir y fundir en ti al viejo Adán
para transformarte en el nuevo en María.
7. LA
MAYOR GLORIA DE JESUCRISTO
222 7. Por medio de esta práctica
observada con toda fidelidad, darás mayor gloria a Jesucristo en un mes que por
cualquier otra –por difícil que sea– en varios años. Estas son las razones para
afirmarlo:
1º Si
ejecutas todas tus acciones por medio de la Santísima Virgen –como enseña esta
práctica–, abandonas tus propias intenciones y actuaciones, aunque buenas y
conocidas, para perderte –por decirlo así– en las de la Santísima Virgen,
aunque te sean desconocidas. De este modo entras a participar en la sublimidad
de sus intenciones, siempre tan puras que por la menor de sus acciones –por
ejemplo, hilando en la rueca o dando una puntada con la aguja– glorificó a Dios
más que San Lorenzo sobre las parrillas con su cruel martirio, y aún más que
todos los santos con las acciones más heroicas. Esta es la razón de que,
durante su permanencia en la tierra, la Santísima Virgen haya adquirido un
cúmulo tan inefable de gracias y méritos, que antes se contarían las estrellas
del firmamento, las gotas de agua de los océanos y los granitos de arena de sus
orillas que los méritos y gracias de María, y que ha dado mayor gloria a Dios
de cuanta le han dado todos los ángeles y santos. ¡Qué prodigio eres, oh María!
¡Sólo tú sabes realizar prodigios de gracia en quienes desean realmente
perderse en ti!
223 2o Quien se consagra a María
por esta práctica, como quiera que no estima en nada cuanto piensa o hace por
sí mismo ni se apoya ni complace sino en las disposiciones de María para
acercarse a Jesucristo y dialogar con El, ejercita la humildad mucho más que
quienes obran por sí solos. Estos, aun inconscientemente, se apoyan y complacen
en sus propias disposiciones. De donde se sigue que el que se consagra en
totalidad a María glorifica de modo más perfecto a Dios, quien nunca es tan
altamente glorificado como cuando lo es por los sencillos y humildes de
corazón.
224 3o La Santísima Virgen –a causa
del gran amor que nos tiene– acepta recibir en sus manos virginales el obsequio
de nuestras acciones, comunica a éstas una hermosura y esplendor admirables y
las ofrece por sí misma a Jesucristo. Es, por lo demás, evidente que Nuestro
Señor es más glorificado con esto que si las ofreciéramos directamente con
nuestras manos pecadoras.
225 4o Por último, siempre que
piensas en María, Ella piensa por ti en Dios. Siempre que alabas y honras a
María, Ella alaba y honra a Dios (166) . Y yo me
atrevo a llamarla “la relación de Dios”, pues sólo existe con relación a El; o
“el eco de Dios”, ya que no dice ni repite sino Dios. Si tú dices María, Ella
dice Dios. Cuando Santa Isabel alabó a María y la llamó bienaventurada por
haber creído, Ella -el eco fiel de Dios- exclamó:Proclama mi alma la grandeza
del Señor (Lc 1,46). Lo que en esta ocasión hizo María, lo sigue realizando
todos los días; cuando la alabamos, amamos, honramos o nos consagramos a Ella,
alabamos, amamos, honramos y nos consagramos a Dios por María y en María.
Notas a pie de página:
153 «Si Dios no es su principio como autor de la naturaleza o de la
gracia» se encuentra escrito en la margen derecha de la página en el
manuscrito.
154 Ver Imitación de Cristo, l. 1, c. 2.
155 Ver VD 34; R Mat 25-26.
156 Ver entre muchas otras reminiscencias bíblicas: Gál 5,6; Col
1,23; 2,3; Rom 5,1-2; Heb 11,33; Lc 1,79; 1Pe 6,8-9.
157 Ver VD 107.169; Sal 119,32; Jn4,1.18; Rom 8,21; Gál 4,31; 1Jn
4,1,16.
158 Constate los puntos siguientes: a) entregarnos a María, incluso
con los méritos: SM 29-31.38; VD 121-125; b) María nos comunica sus virtudes:
SM 38; VD 34.144.208.206; c) María nos reviste de sus méritos: SM 38; VD
144.206.
159 SM 38; ASE 211.222; VD 121.133.144.172.181.
160 Ver VD 179.
161 SAN BUENAVENTURA.
162 RAMÓN JORDÁN.
163 SAN AMBROSIO; ver SM 54; VD 258; LG 65.
164 Ver LG 63.
165 Ver SM 16.
166 “María la humilde esclava del Señor, es toda relativa a Dios y a Cristo”
(PABLO VI, 21-11-1964; ver R Mat 35-37).