FUNDAMENTOS TEOLÓGICOS DEL CULTO A MARÍA
(2)
LA ACCIÓN MATERNAL DE MARÍA FACILITA EL
ENCUENTRO PERSONAL CON CRISTO (83-86)
LLEVAMOS EL TESORO DE LA GRACIA EN
VASIJAS DE ARCILLA (87-89)
78 Tercera verdad. Nuestras mejores acciones quedan, de ordinario, manchadas e infectadas a causa de las malas inclinaciones que hay en nosotros.
79 Para vaciarnos de nosotros
mismos (65) , debemos, en primer lugar, conocer
bien, con la luz del Espíritu Santo, nuestras malas inclinaciones, nuestra
incapacidad para todo bien concerniente a la salvación, nuestra debilidad en
todo, nuestra continua inconstancia, nuestra indignidad para toda gracia y
nuestra iniquidad en todo lugar.
80 Siendo ello así, ¿por qué
maravillarnos de que Nuestro Señor haya dicho que quien quiera seguirle debe
renunciarse a sí mismo y odiar su propia vida? (Mt 16,24; Mc 8,34-35) ¿Y que el
que ama su alma la perderá y quien la odia la salvará? (Jn 12,25). Esta
infinita Sabiduría –que no da prescripciones sin motivo– no nos ordena el odio
a nosotros mismos sino porque somos extremadamente dignos de odio; nada tan
digno de amor como Dios, nada tan digno de odio como nosotros mismos.
81 En segundo lugar, para
vaciarnos de nosotros mismos debemos morir todos los días a nuestro egoísmo, es
decir, renunciar a las operaciones de las potencias del alma y de los sentidos,
ver como si no viéramos, oír como si no oyéramos, servirnos de las cosas de
este mundo como si no nos sirviéramos de ellas (ver 1Cor 7,30-31). Es lo que
San Pablo llama morir cada día (1Cor 15,31). Si el grano de trigo cae en tierra
y no muere, queda infecundo (Jn 12,24), se vuelve tierra y no produce buen
fruto. Si no morimos a nosotros mismos y si nuestras devociones más santas no
nos llevan a esta muerte necesaria y fecunda, no produciremos fruto que valga
la pena y nuestras devociones serán inútiles; todas nuestras obras de virtud
quedarán manchadas por el egoísmo y la voluntad propia; Dios rechazará los
mayores sacrificios y las mejores acciones que ejecutemos; a la hora de la
muerte, nos encontraremos con las manos vacías de virtudes y méritos y no
tendremos ni una chispa de ese amor puro que sólo se comunica a quienes han
muerto a sí mismos, y cuya vida está escondida con Cristo en Dios (Col 3,3).
82 En tercer lugar, debemos
escoger entre las devociones a la Santísima Virgen la que nos lleva más
perfectamente a dicha muerte al egoísmo, por ser la mejor y más santificadora.
Porque no hay que creer que es oro todo lo que brilla, ni miel todo lo dulce,
ni el camino más fácil y lo que practica la mayoría es lo más eficaz para la
salvación. Así como hay secretos naturales para hacer en poco tiempo, con pocos
gastos y gran facilidad ciertas operaciones naturales, también hay secretos en
el orden de la gracia para realizar en poco tiempo, con dulzura y facilidad,
operaciones sobrenaturales: liberarte del egoísmo, llenarte de Dios y hacerte
perfecto. La práctica que quiero descubrirte es uno de esos secretos de la
gracia ignorado por gran número de cristianos, conocido de pocos devotos,
practicado y saboreado por un número aún menor. Expongamos la cuarta verdad
–consecuencia de la tercera– antes de abordar dicha práctica (68) .
4.
LA ACCIÓN MATERNAL DE MARÍA FACILITA EL ENCUENTRO PERSONAL CON CRISTO
Por tanto, despreocuparte de tales mediadores y acercarte directamente a la santidad divina sin recomendación alguna es faltar a la humildad y al respecto debido a un Dios tan excelso y santo, es hacer menos caso de ese Rey de reyes del que harías de un soberano o príncipe de la tierra, a quien no te acercarías sin un amigo que hable por ti (70) .
84 Jesucristo es nuestro abogado y
mediador de redención ante el Padre. Por Él debemos orar junto con la Iglesia
triunfante y militante. Por Él tenemos acceso ante la Majestad divina, y sólo
apoyados en Él y revestidos de sus méritos debemos presentarnos ante el Padre,
así como el humilde Jacob compareció ante su padre Isaac, para recibir la
bendición, cubierto con pieles de cabrito.
85 Pero ¿no necesitamos, acaso, un
mediador ante el mismo Mediador? ¿Bastará nuestra pureza para unirnos a Él
directamente y por nosotros mismos? ¿No es Él, acaso, Dios igual en todo a su
Padre, y, por consiguiente, el Santo de los santos, tan digno de respeto como
su Padre? Si por amor infinito se hizo nuestro fiador y mediador ante el Padre
para aplacarlo y pagarle nuestra deuda, ¿será esto razón para que tengamos
menos respeto para con su majestad y santidad?
María es tan caritativa que no rechaza ninguno de los que imploran su intercesión, por más pecador que sea, pues -como dicen los santos- jamás se ha oído decir que alguien haya acudido confiada y perseverantemente a Ella y haya sido rechazado. Ella es tan poderosa que sus peticiones jamás han sido desoídas. Bástale presentarse ante su Hijo con alguna súplica para que Él la acepte y reciba y se deje siempre vencer amorosamente por los pechos, las entrañas y las súplicas de su Madre queridísima.
86 Esta es doctrina sacada de los
escritos de San Bernardo y San Buenaventura. Según ellos, para llegar a Dios
tenemos que subir tres escalones: el primero, más cercano y adaptado a nuestras
posibilidades, es María (71) ; el segundo es
Jesucristo y el tercero es Dios Padre. Para llegar a Jesucristo hay que ir a
María, nuestra Mediadora de intercesión. Para llegar al Padre hay que ir al
Hijo, nuestro Mediador de redención (72) . Este
es precisamente el orden que se observa en la forma de devoción de la que
hablaré más adelante
5.
LLEVAMOS EL TESORO DE LA GRACIA EN VASIJAS DE ARCILLA
87 Quinta verdad. Es muy difícil,
dada nuestra pequeñez y fragilidad, conservar las gracias y tesoros de Dios,
porque:
88 2. Los demonios, ladrones muy
astutos, quieren sorprendernos de improviso para robarnos y desvalijarnos.
Espían día y noche el momento favorable para ello. Nos rodean incesantemente
para devorarnos (ver 1Pe 5,8) y arrebatarnos en un momento –por un solo pecado–
todas las gracias y méritos logrados en muchos años. Su malicia, su pericia, su
astucia y número deben hacernos temer infinitamente esta desgracia, ya que
personas más llenas de gracia, más ricas en virtudes, más experimentadas y
elevadas en santidad que nosotros han sido sorprendidas, robadas y saqueadas
lastimosamente. ¡Ah! ¡Cuántos cedros del Líbano y estrellas del firmamento
cayeron miserablemente y perdieron en poco tiempo su elevación y claridad!
89 3. Es difícil perseverar en
gracia, a causa de la increíble corrupción del mundo. Corrupción tal que es prácticamente
imposible que los corazones no se manchen, si no con su lodo, al menos con su
polvo (73) . Hasta el punto de que es una
especie de milagro el que una persona se conserve en medio de este torrente
impetuoso sin ser arrastrado por él, en medio de este mar tempestuoso sin
anegarse o ser saqueada por los piratas y corsarios, en medio de esta atmósfera
viciada sin contagiarse.
Sólo la
Virgen fiel, contra quien nada pudo la serpiente, hace este milagro en favor de
aquellos que la sirven lo mejor que pueden.
Notas a pie de página:
64 VD 120
65 El programa implica seguir a Cristo, con su cruz hasta el
anonadamiento; ver Flp 2,7; Mt 7,24.
66 Carne designa frecuentemente en la Biblia al ser humano, en
cuanto limitado, débil, imperfecto...
63 Ver VD 146.173.213.228; AC 47.
64 VD 120
65 El programa implica seguir a Cristo, con su cruz hasta el
anonadamiento; ver Flp 2,7; Mt 7,24.
66 Carne designa frecuentemente en la Biblia al ser humano, en
cuanto limitado, débil, imperfecto...
67 No obstante el Bautismo (Rom 6,4ss) y que constituye una nueva
creatura (2Cor 5,17) es claro que “los desequilibrios que fatigan al mundo
moderno están conectados con ese otro desequilibrio que hunde sus raíces en el
corazón humano” (GS 10).
68 Ver SM 44.
69 “La única mediación del Redentor no excluye, sino que suscita en
las creaturas diversa cooperación participada de la única fuente” (LG 62).
70 Leer VD 83-86 a la luz de LG 60 y 62.
71 María “ocupa en la santa Iglesia el lugar más alto después de
Cristo y el más cercano a nosotros” (LG 54; ver MC 28). María es de nuestra
raza y de nuestra historia; como madre a quien Cristo nos ha encomendado, busca
que cada día seamos más semejantes al Hermano mayor.
72 Según Ef 2,18, por Cristo llegamos hasta el Padre, en un mismo
Espíritu; ahora bien, María y el Espíritu luchan por la misma causa: Ella es la
fidelísima cooperadora del Espíritu Santo (ver MC 25.27).
73 SAN LEÓN MAGNO