NACER DE NUEVO
Diálogo con Nicodemo (dirigente religioso judío, fariseo):
"Puedes estar seguro que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. Si uno no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
Si cuando os hablo de las cosas terrenales no me creéis, ¿como vais a creer cuando os hable de las celestiales? Nadie ha subido al cielo, fuera del que ha bajado del cielo: el Hijo del Hombre. Y de la misma manera que Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, a fin de que todo aquel que cree en él tenga vida eterna.
Dios ha amado tanto al mundo, que ha dado su Hijo único para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para que el mundo se salve por medio de él "(Juan 3, 1-17).
JESÚS Y EL AGUA VIVA.
(Diálogo con la samaritana en el pozo de Jacob):
"¿Como tú, que eres judío, me pides agua a mí, que soy samaritana?" Jesús le respondió: "Si conocieran el don de Dios y quién es el que te dice dame de beber, serías tú quien le pediría, y él te daría agua viva.....
Todos los que beben de esta agua volverán a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en un manantial de agua que brota para darle vida eterna.
Créeme, mujer, se acerca la hora que ni en esta montaña ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis, nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.
Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorar en espíritu y en verdad ".
Le dice la mujer: "Yo sé que el Mesías ha de venir, es decir, el Cristo; cuando venga nos lo aclarará todo." Jesús le dice: "Soy yo, quien te habla." (Juan 4, 9-26)
LA AUTORIDAD DEL HIJO“Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado.
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En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.
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Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo,y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre. (Juan 5, 21-26).
JESÚS LUZ DEL MUNDO
Otra vez, Jesús les volvió a hablar y les dijo: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Juan 8, 12).
JESÚS LIBERADOR
"Si os mantenéis en mi palabra, seréis realmente mis discípulos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. "En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. (Juan 8,31)
JESÚS EL BUEN PASTOR .
"Os lo aseguro: Yo soy la puerta de las ovejas; todos los que vinieron antes de mí eran ladrones y bandoleros, pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; el que entra a través de mí se salvará, podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
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Yo soy el buen pastor, el buen pastor da su vida por las ovejas. Conozco mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí, de la misma manera el Padre me conoce y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas.
Para ello el Padre me ama, porque yo doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la toma, es que yo la doy voluntariamente, tengo poder de darla y tengo poder de recobrar-la. Esta es la misión que he recibido de mi Padre. .
Mis ovejas reconocen mi voz; yo las conozco y me siguen. Yo les doy la vida eterna y nunca se perderán, ni nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha confiado vale más que todo, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y mi Padre somos uno ".
PARA REFLEXIONAR:.
Jesús proclama su filiación divina y perdona los pecados... predica la buena nueva y cura los enfermos..
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¿No es el hijo de José? (Lucas 4,22 ).... se preguntan con incredulidad sus vecinos de Nazaret ....
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¿Y vosotros quién decís que soy yo? : Simón Pedro contestó: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Vivo" Entonces Jesús le dijo: "Feliz tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre del cielo" (Mt 16,16).
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¿Cuál es esa agua viva que da Jesús, cuando dialoga con la Samaritana ?.....
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El agua viva que da Jesús es su propio Espíritu que habita en el corazón del hombre y que Dios da gratuitamente a todos aquellos que le buscan.
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Por el Espíritu Santo el hombre recibe las gracias que le disponen a participar de la vida divina. Por la gracia de la fe creemos que Jesús es hijo de Dios que nos perdona los pecados y nos da la libertad de hijos de Dios. Esta libertad es una disposición del alma, de la inteligencia y de la voluntad, que nos impulsa a amar y hacer el bien.
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"Yo soy la puerta, quien entra a través de mí se salvará" dice Jesús ........
¿De qué nos salva Jesús ?.....
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Creemos los cristianos que Cristo es la puerta de la salvación, nos perdona los pecados y por sus méritos nos hace hermanos suyos, nos da la dignidad de hijos de Dios, y nos hace herederos del Reino. Reencontrada esta dignidad de hijos de Dios, el hombre vive su existencia en la tierra con plenitud y felicidad y espera a su muerte disfrutar de la vida eterna en el seno del Dios-Amor.
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¿Que pasa con la multitud de no creyentes, o creyentes de otras religiones ?.....
¿Se salvan ?....
La acción salvífica de Jesucristo, con y por medio de su Espíritu, se extiende más allá de los confines visibles de la Iglesia y llega a toda la humanidad.
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Hablando del misterio pascual, en el cual Cristo asocia vitalmente al creyente a sí mismo en el Espíritu Santo, y le da la esperanza de la resurrección, el Concilio Vaticano II afirma:
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"Esto vale no sólo para los cristianos, sino también para a todos los hombres de buena voluntad, que en su corazón obra la gracia de modo invisible.
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Cristo murió por todos, y la vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la divina.
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En consecuencia, debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en forma por sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual".
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(Declaración Dominus Iesus sobre la unicidad y universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia)
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