VII. La Trinidad y la relación entre las criaturas
238. El mundo fue creado por las tres Personas
como un único principio divino, pero cada una de ellas realiza esta obra común
según su propiedad personal. Por eso, «cuando contemplamos con admiración el
universo en su grandeza y belleza, debemos alabar a toda la Trinidad»[169].
239. Para los cristianos, creer en un solo Dios que es comunión trinitaria
lleva a pensar que toda la realidad contiene en su seno una marca propiamente
trinitaria. San Buenaventura llegó a decir que el ser humano, antes del pecado,
podía descubrir cómo cada criatura «testifica que Dios es trino». El reflejo de
la Trinidad se podía reconocer en la naturaleza «cuando ni ese libro era oscuro
para el hombre ni el ojo del hombre se había enturbiado»[170].
El santo franciscano nos enseña que toda criatura lleva en sí una
estructura propiamente trinitaria, tan real que podría ser
espontáneamente contemplada si la mirada del ser humano no fuera limitada,
oscura y frágil. Así nos indica el desafío de tratar de leer la realidad en
clave trinitaria.
240. Las Personas divinas son relaciones subsistentes, y el mundo, creado
según el modelo divino, es una trama de relaciones. Las criaturas tienden hacia
Dios, y a su vez es propio de todo ser viviente tender hacia otra cosa, de tal
modo que en el seno del universo podemos encontrar un sinnúmero de constantes
relaciones que se entrelazan secretamente[171].
Esto
no sólo nos invita a admirar las múltiples conexiones que existen entre las
criaturas, sino que nos lleva a descubrir una clave de nuestra propia
realización. Porque la persona humana más crece, más madura y más se santifica
a medida que entra en relación, cuando sale de sí misma para vivir en comunión
con Dios, con los demás y con todas las criaturas.
Así asume en su propia
existencia ese dinamismo trinitario que Dios ha impreso en ella desde su
creación. Todo está conectado, y eso nos invita a madurar una espiritualidad de
la solidaridad global que brota del misterio de la Trinidad.
VIII. Reina de todo lo creado
241. María, la madre que cuidó a Jesús, ahora cuida con afecto y dolor
materno este mundo herido. Así como lloró con el corazón traspasado la muerte
de Jesús, ahora se compadece del sufrimiento de los pobres crucificados y de
las criaturas de este mundo arrasadas por el poder humano.
Ella vive con Jesús
completamente transfigurada, y todas las criaturas cantan su belleza. Es la
Mujer « vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce
estrellas sobre su cabeza » (Ap 12,1). Elevada al cielo, es Madre y
Reina de todo lo creado.
En su cuerpo glorificado, junto con Cristo resucitado,
parte de la creación alcanzó toda la plenitud de su hermosura. Ella no sólo
guarda en su corazón toda la vida de Jesús, que «conservaba» cuidadosamente
(cf Lc 2,19.51), sino que también comprende ahora el sentido
de todas las cosas. Por eso podemos pedirle que nos ayude a mirar este mundo
con ojos más sabios.
242. Junto con ella, en la familia santa de Nazaret, se destaca la figura
de san José. Él cuidó y defendió a María y a Jesús con su trabajo y su
presencia generosa, y los liberó de la violencia de los injustos llevándolos a
Egipto.
En el Evangelio aparece como un hombre justo, trabajador, fuerte. Pero
de su figura emerge también una gran ternura, que no es propia de los débiles
sino de los verdaderamente fuertes, atentos a la realidad para amar y servir
humildemente. Por eso fue declarado custodio de la Iglesia universal. Él
también puede enseñarnos a cuidar, puede motivarnos a trabajar con generosidad
y ternura para proteger este mundo que Dios nos ha confiado.
IX. Más allá del sol
243. Al final nos encontraremos cara a cara frente a la infinita belleza de
Dios (cf. 1 Co 13,12) y podremos leer con feliz admiración el
misterio del universo, que participará con nosotros de la plenitud sin fin. Sí,
estamos viajando hacia el sábado de la eternidad, hacia la nueva Jerusalén,
hacia la casa común del cielo.
Jesús nos dice: «Yo hago nuevas todas las cosas»
(Ap21,5). La vida eterna será un asombro compartido, donde cada
criatura, luminosamente transformada, ocupará su lugar y tendrá algo para aportar
a los pobres definitivamente liberados.
244. Mientras tanto, nos unimos para hacernos cargo de esta casa que se nos
confió, sabiendo que todo lo bueno que hay en ella será asumido en la fiesta
celestial. Junto con todas las criaturas, caminamos por esta tierra buscando a
Dios, porque, «si el mundo tiene un principio y ha sido creado, busca al que lo
ha creado, busca al que le ha dado inicio, al que es su Creador»[172].
Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta
no nos quiten el gozo de la esperanza.
245. Dios, que nos convoca a la entrega generosa y a darlo todo, nos ofrece
las fuerzas y la luz que necesitamos para salir adelante. En el corazón de este
mundo sigue presente el Señor de la vida que nos ama tanto. Él no nos abandona,
no nos deja solos, porque se ha unido definitivamente a nuestra tierra, y su
amor siempre nos lleva a encontrar nuevos caminos. Alabado sea.
* * *
246. Después de esta prolongada reflexión, gozosa y dramática a la vez,
propongo dos oraciones, una que podamos compartir todos los que creemos en un
Dios creador omnipotente, y otra para que los cristianos sepamos asumir los
compromisos con la creación que nos plantea el Evangelio de Jesús.
Oración por nuestra tierra
Dios omnipotente,
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas
sin dañar a nadie.
Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo
y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.
Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,
a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.
Oración cristiana con la creación
Te alabamos, Padre, con todas tus criaturas,
que salieron de tu mano poderosa.
Son tuyas,
y están llenas de tu presencia y de tu ternura.
Alabado seas.
que salieron de tu mano poderosa.
Son tuyas,
y están llenas de tu presencia y de tu ternura.
Alabado seas.
Hijo de Dios, Jesús,
por ti fueron creadas todas las cosas.
Te formaste en el seno materno de María,
te hiciste parte de esta tierra,
y miraste este mundo con ojos humanos.
Hoy estás vivo en cada criatura
con tu gloria de resucitado.
Alabado seas.
por ti fueron creadas todas las cosas.
Te formaste en el seno materno de María,
te hiciste parte de esta tierra,
y miraste este mundo con ojos humanos.
Hoy estás vivo en cada criatura
con tu gloria de resucitado.
Alabado seas.
Espíritu Santo, que con tu luz
orientas este mundo hacia el amor del Padre
y acompañas el gemido de la creación,
tú vives también en nuestros corazones
para impulsarnos al bien.
Alabado seas.
orientas este mundo hacia el amor del Padre
y acompañas el gemido de la creación,
tú vives también en nuestros corazones
para impulsarnos al bien.
Alabado seas.
Señor Uno y Trino,
comunidad preciosa de amor infinito,
enséñanos a contemplarte
en la belleza del universo,
donde todo nos habla de ti.
comunidad preciosa de amor infinito,
enséñanos a contemplarte
en la belleza del universo,
donde todo nos habla de ti.
Despierta nuestra alabanza y nuestra gratitud
por cada ser que has creado.
Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidos
con todo lo que existe.
Dios de amor,
muéstranos nuestro lugar en este mundo
como instrumentos de tu cariño
por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.
muéstranos nuestro lugar en este mundo
como instrumentos de tu cariño
por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.
Ilumina a los dueños del poder y del dinero
para que se guarden del pecado de la indiferencia,
amen el bien común, promuevan a los débiles,
y cuiden este mundo que habitamos.
Los pobres y la tierra están clamando:
Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz,
para proteger toda vida,
para preparar un futuro mejor,
para que venga tu Reino
de justicia, de paz, de amor y de hermosura.
Alabado seas.
Amén.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el 24 de mayo, Solemnidad de Pentecostés,
del año 2015, tercero de mi Pontificado.
FRANCISCUS
Notas a pie de página:
[169]Juan Pablo II, Catequesis (2 agosto 2000), 4: L’Osservatore Romano,
ed. semanal en lengua española (4 agosto 2000), p. 8.
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