viernes, 4 de febrero de 2011

TEMA 28. LA EUCARISTIA

EXPOSICIÓN:

EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA

En la última cena Jesús estableció el sacrificio eucarístico de su Cuerpo y su Sangre, con el que había de perpetuar por los siglos el sacrificio de la Cruz, hasta su regreso, dejando así a la Iglesia el memorial de su muerte y de su resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete Pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia, y se nos da la prenda de la gloria futura.

Tener parte en el pan y en el cáliz, es entrar en comunión personal con Cristo que él mismo se da a nosotros.

Mientras comían, Jesús tomó un pan y, después de dar gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: "Tomad, comed, esto es mi cuerpo." Después tomó una copa y, habiendo dado gracias, se la dio diciendo: "Bebed todos, porque esto es mi sangre. Sangre de la alianza, que es derramada a vuestro favor para el perdón de los pecados. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que lo beba de nuevo con vosotros, en el Reino de mi Padre. Haced esto en conmemoración mía".



LA SANTA EUCARISTÍA CORONA LA INICIACIÓN CRISTIANA

Los que han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y más profundamente configurados a Cristo por la Confirmación participan con toda la comunidad, por medio de la Eucaristía, en el mismo sacrificio del Señor.

La Eucaristía es la fuente y cima de todos los demás sacramentos. En efecto, éstos nos proporcionan el beneficio de la salvación, mientras que la Eucaristía nos da al Señor mismo, fuente de nuestra salvación. Por la Eucaristía, Cristo se hace presente la Iglesia y se nos da como alimento.

LOS NOMBRES QUE RECIBE ESTE SACRAMENTO

EUCARISTÍA
Celebrar al Señor por el bien que ha hecho dándonos la salvación es un acto de agradecimiento. Hacer "eucaristía" significa "dar gracias", decir "gracias". EL corazón lleno de agradecimiento se alegra de recibir el don y reconoce al donante. Damos gracias al Padre por la creación y aún damos más gracias por su Hijo, que nos ha hecho pasar del pecado a la gracia, de la muerte a la resurrección.

BANQUETE DEL SEÑOR
Haciendo referencia al momento en que Jesús lo instituyó. Anticipación del banquete de boda celestial.

FRACCIÓN DEL PAN
Haciendo referencia al rito propio de las comidas judías que usó Jesús. Los discípulos de Emaús reconocen el resucitado en la fracción del pan.

MEMORIAL
De la pasión y resurrección del Señor.

COMUNIÓN
Porque por medio de este sacramento nos unimos a Cristo que nos hace partícipes de su Cuerpo y su Sangre para formar un solo cuerpo.

ASAMBLEA EUCARISTICA
Porque la Eucaristía se celebra en la asamblea de fieles, expresión visible de la Iglesia.

SANTA MISA
La celebración termina con el envío de los fieles (missio) para que cumplan la voluntad de Dios en la vida de cada día.


LA CELEBRACIÓN LITÚRGICA DE LA EUCARISTÍA

Fieles al mandato del Señor: "haced esto en memoria mía", los cristianos se reúnen el primer día de la semana para celebrar la cena del Señor.

La participación Eucaristía del domingo es la expresión más importante de la fe y de la comunión con Cristo muerto y resucitado.

La reunión de las primeras comunidades cristianas para "la fracción del pan" se ha perpetuado en el tiempo, de manera que hoy la Iglesia celebra en todas partes con la misma estructura fundamental que se desarrolla en dos grandes momentos que forman una unidad básica :

- La liturgia de la Palabra, con las lecturas, la homilía y la oración universal.
- La liturgia eucarística, con la presentación del pan y del vino, la acción de gracias consacratoria y la comunión.

LA DINÁMICA DE LA CELEBRACIÓN RITO DE APERTURA.

Señal de la cruz. Saludo del sacerdote. Reconocimiento de pueblo pecador perdonado: Señor ten piedad!. Himno de alabanza: ¡Gloria a Dios en el cielo!

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA.

Habla el Señor. Primera lectura, casi siempre del antiguo testamento . Himno de los salmos. Segunda lectura, sobre la predicación de los apóstoles. Tercera lectura del Evangelio. Homilía y oración universal.

LITURGIA EUCARÍSTICA.

Presentación de las ofrendas y oración de ofrecimiento. Plegaria Eucarística. Invocación del Espíritu extendiendo sus manos sobre el pan y el vino. Relato de la institución. Consagración.

Oración de la asamblea (Anunciamos tu muerte, proclamamos ..). Oraciones de intercesión. Acción de gracias. Padrenuestro.

COMULGAR A CRISTO.

Todos aquellos fieles con las disposiciones debidas, se acercan a comulgar.

DESPEDIDA DE LA ASAMBLEA.

Se termina la celebración con la bendición y la despedida que es una verdadera misión. Enviados al mundo llevando en el corazón la paz de Cristo. "¡Podéis ir en paz!"



DISPOSICIÓN DEBIDA PARA COMULGAR

El que es consciente de un pecado grave debe recibir el sacramento de la reconciliación antes de acercarse a la comunión. "Señor no soy digno de que entre en mi casa ....".

Ayuno prescrito antes de ir a comulgar (no comer una hora antes). Actitud corporal adecuada (gestos, vestido) que refleja el respeto, la solemnidad y la alegría del momento.

La Iglesia recomienda vivamente a los fieles que reciban la santa Eucaristía los domingos y días de fiesta, o más a menudo aún, incluso cada día. Considera pecado grave no participar por desidia los domingos y festivos en la Misa, y pide que al menos una vez al año se debe recibir la Eucaristía, si es posible en el tiempo Pascual y debidamente preparados por el sacramento de la reconciliación.

LOS FRUTOS DE LA COMUNIÓN

La comunión acrecienta nuestra unión con Cristo, alimenta nuestra vida espiritual, aumenta y renueva la vida de la gracia. La comunión nos separa del pecado y fortalece la caridad. Nos une a los miembros de la Iglesia y nos compromete a favor de los pobres.

EL CULTO A LA EUCARISTÍA

La Iglesia tributa el culto debido al sacramento de la Eucaristía no sólo durante la Misa, sino también fuera de la celebración: conservando con el mayor respeto las hostias consagradas, presentándolas a los fieles para que las veneren solemnemente. En el sagrario, en la exposición del santísimo y llevándolas en procesión.

PARA REFLEXIONAR:

De celebración en celebración, anunciando el misterio pascual de Jesús "hasta que Él venga" (1 Co 11,26) el pueblo de Dios peregrina en la tierra avanzando "por la puerta estrecha de la Cruz" hacia el banquete celestial, cuando todos los elegidos se sentarán a la mesa del Reino.

¿Formo parte de la barca de Pedro ?....

¿Celebro el domingo ?....

¿Doy culto a la Eucaristía? …

Os invito a participar con vuestros comentarios y vivencias que seguro nos enriqueceran a todos!

3 comentarios:

  1. Siempre me llamó la atencion cuando un buen amigo hace ya tiempo me cometó el significado de la palabra griega eucaristia que quiere decir "acción de gracias". Hasta entonces, en mi ignorancia, lo relacionava con sacrificio, asamblea,... Esto me hizo reflexionar sobre lo importante que es el momento, una vez ha finalizado la misa, de realizar un rato de oración solo para agradecer la presencia de Cristo real y autentico.

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  2. Imposible olvidar las palabras del Papa Juan Pablo II en Tor Vergata en el Gran Jubileo de los jóvenes del año 2000 (el lema: «La Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros» (Jn 1,14)

    Fue una Vigilia y una Misa inolvidable:
    El Papa había soñado con aquel día.
    2 millones de jóvenes haciendo piña junto a Cristo y junto a él.
    Después de invocar a los todos los santos, dijo con solemnidad:
    "Ya estamos todos ya podemos comenzar".

    Participamos entusiasmados de un acontecimiento histórico. Imposible olvidar sus lágrimas de alegría y agradecimiento. ¡UNA FIESTA!
    Fue una GRACIA EXTRAORDINARIA DE AMOR Y FE.

    Precisamente el evangelio de aquel domingo contemplaba el abandono de muchos que seguían a Jesús, cuando les habló de comer su Cuerpo y beber su Sangre.
    En un momento de su homilia dijo:

    "Queridos jóvenes, al volver a vuestra tierra poned la Eucaristía en el centro de vuestra vida personal y comunitaria: amadla, adoradla y celebradla, sobre todo el domingo, día del Señor. Vivid la Eucaristía dando testimonio del amor de Dios a los hombres.
    ¡El mundo no puede verse privado de la dulce y liberadora presencia de Jesús vivo en la Eucaristía!

    Sed vosotros mismos testigos fervorosos de la presencia de Cristo en nuestros altares. Que la Eucaristía modele vuestra vida, la vida de las familias que formaréis; que oriente todas vuestras opciones de vida. Que la Eucaristía, presencia viva y real del amor trinitario de Dios, os inspire ideales de solidaridad y os haga vivir en comunión con vuestros hermanos dispersos por todos los rincones del planeta".

    Esto ha sido siempre para mi un referente claro de como edificar sobre roca.
    Puse en práctica su consejo de colocar la eucaristía en el centro, permitir a Dios actualizar en mi el gran misterio de la fe y de su amor.

    Con el paso del tiempo he podido constatar con claridad uno de los 12 frutos que el Espíritu Santo hace florecer en el alma:
    el gozo (de vivir unido a la Vid que me comunica la Vida en abundancia y tratar de llevarla a los que están a mi lado).

    Ya en su primera encíclica el Papa J.P.II nos decía:
    La Iglesia no cesa jamás de revivir su muerte en Cruz y su Resurrección, que constituyen el contenido de la vida cotidiana de la Iglesia. En efecto, por mandato del mismo Cristo, su Maestro, la Iglesia celebra incesantemente la Eucaristía, encontrando en ella la «fuente de la vida y de la santidad» (p.7)

    En la encíclica que J.P.II dedicó al Espíritu Santo, nos enseñaba:

    "La expresión sacramental más completa de la partida de Cristo por medio del misterio de la Cruz y de la Resurrección es la Eucaristía. En ella se realiza sacramentalmente cada vez su venida y su presencia salvífica: en el Sacrificio y en la Comunión. Se realiza por obra del Espíritu Santo, dentro de su propia misión".(p.62)

    Y al final de su última encíclica, dedicada a la Eucaristía, el Jueves Santo de 2003 nos decía:

    Dejadme que, como Pedro al final del discurso eucarístico en el Evangelio de Juan, yo le repita a Cristo, en nombre de toda la Iglesia y en nombre de todos vosotros: « Señor, ¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna » (Jn 6, 68).

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  3. Es la acción del Espíritu Santo en la Iglesia la que hace posible su Vida y su Misión.
    "Señor y dador de vida", decimos en el Credo.
    La liturgia,los sacramentos y la santificación de los cristianos no se comprende si ÉL.

    Lo enseña muy bien el Papa Benedicto XVI en su exhortación apostólica Sacramentum Caritatis:

    "Es muy necesario para la vida espiritual de los fieles que tomen más clara conciencia de la riqueza de la anáfora: junto con las palabras pronunciadas por Cristo en la última Cena, contiene la epíclesis, como invocación al Padre para que haga descender el don del Espíritu a fin de que el pan y el vino se conviertan en el cuerpo y la sangre de Jesucristo, y para que «toda la comunidad sea cada vez más cuerpo de Cristo». El Espíritu, que invoca el celebrante sobre los dones del pan y el vino puestos sobre el altar, es el mismo que reúne a los fieles « en un sólo cuerpo», haciendo de ellos una oferta espiritual agradable al Padre.(p.13)

    Nos covertimos en lo que comemos:
    el CUERPO de CRISTO.

    Quién le diría al centurión romano que sus humildes palabras serían repetidas por millones de cristianos de todo tiempo y lugar, justo antes de recibir el Cuerpo de Cristo.
    "Señor no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme".

    Junto a Cristo toda nuestra vida cobra un nuevo sentido. El ofertorio es momento privilegiado para unir todas nuestras intenciones y nuestra vida, junto a la oblación de Cristo por nosotros al Padre.
    Es la mejor oración que puedo hacer.

    En la eucaristía se hace realidad la promesa de Cristo:
    « He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo » (Mt 28, 20)

    Un abrazo.

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