domingo, 11 de abril de 2010

TEMA 12. EL PERDÓN

EXPOSICIÓN:


La oveja perdida (L. 15, 1-7)
Los recaudadores y los pecadores de todo tipo se le acercan para oírlo. Los fariseos y los maestros de la Ley murmuraban y decían: "Este acoge a pecadores y come con ellos."


Entonces Jesús les propuso esta parábola: "Si uno de vosotros tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el desierto y va a buscar la perdida hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga a las hombros, todo contento, y cuando llega a casa hace venir amigos y vecinos y les dice: 'Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido.' Os digo que igualmente en el cielo habrá más alegría por un solo pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan penitencia".



La dracma perdida (L. 15, 8-10)
"O bien, ¿qué mujer que tiene diez dracmas y pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa buscando cuidadosamente hasta que la encuentra?


Y cuando la encuentra, hace venir las amigas y vecinas y les dice: Alegraos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido. Os digo que así mismo se alegrarán los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente. "

El hijo pródigo (L. 15, 11-31)
Y añadió todavía: "Un hombre tenía dos hijos. El más joven dijo al padre: 'Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde.' Entonces les repartió la hacienda. Pocos días después, el hijo pequeño, reunió todo, se fue a una tierra lejana, y allí disipó su patrimonio viviendo pródigamente.

Cuando lo había malgastado todo, sobrevino un hambre tremenda en aquella tierra, y él comenzó a pasar hambre. Entonces fue a servir a uno de los propietarios de aquel lugar, que lo envió a sus campos a guardar cerdos. Y habría querido hartarse con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.


Entonces, reflexionando, se dijo a sí mismo: 'Cuántos jornaleros de mi padre tienen todo el pan que quieren, y en cambio yo aquí me muero de hambre! Me levantaré e iré a encontrar mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de que me digan hijo tuyo, trátame como uno de tus jornaleros.' Se levantó y se fue a encontrar a su padre.

Todavía estaba muy lejos cuando su padre lo vio venir, y, conmovido, corrió y se le tiró al cuello y la besó. Entonces su hijo le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de que me digan hijo tuyo.' Pero el padre mandó a sus criados: 'Sacad enseguida la ropa mejor y vestidlo, y ponedle el anillo en la mano y sandalias en sus pies. Traed el ternero cebado, matadlo y comamos, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido encontrado. ' Y se pusieron a celebrarlo.

El hijo mayor estaba en el campo, y de vuelta, mientras se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y, llamando a uno de los mozos, le preguntó qué era aquello. Este le dijo: 'Tu hermano ha vuelto, y tu padre ha hecho matar el ternero cebado, porque la ha recuperado sano.'


Entonces se enfadó y no quería entrar, pero su padre salió a persuadirlo. Pero él contestó a su padre: 'Mira, tantos años como te sirvo sin desobedecer nunca una orden tuya, y nunca me has dado ni un cabrito para hacer un festín con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo, que ha dilapidado tus bienes con malas mujeres, has hecho matar para él el ternero cebado. "

Él le dijo: 'Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo que yo tengo es para ti, pero ahora tenemos que festejar y celebrar que este hermano tuyo, que estaba muerto, ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido encontrado '.

PARA REFLEXIONAR:

Jesús llama a la conversión: "Se ha cumplido el tiempo, y está cerca el Reino de Dios, convertios y creed en la buena nueva".

¿De que nos hemos de convertir ?....

Por la fe en la Buena Nueva y por el bautismo se renuncia al mal y se alcanza la salvación, es decir, la remisión de todos los pecados y el don de la vida nueva.

Pero la llamada de Cristo a la conversión sigue resonando en la vida del cristianos. Esta segunda conversión es una tarea ininterrumpida, porque el bautismo no ha suprimido la fragilidad y la debilidad humana, ni la inclinación al pecado. Llevamos la vida nueva "en vasijas de barro".

DIOS NOS ASISTENTE CON SU GRACIA
En esta tarea, no estamos solos, nos asiste la gracia de Dios y su misericordia que atrae a los corazones arrepentidos y les ayuda a ponerse en camino para volver a la casa del Padre. (Catecismo 1425-1440).

EL PROCESO DEL PERDÓN (un acto que requiere de nuestra voluntad, del uso de nuestra libertad ... y de la misericordia de Dios)

- El pecado del hijo pequeño: "Malversó su patrimonio en una vida disoluta". Libertad ilusoria, abandono de la casa paterna, miseria extrema, humillación profunda ....

- El examen de conciencia: Reflexionando se dijo a sí mismo ......
reflexión sobre los bienes perdidos ..

- El arrepentimiento: "ya no soy digno de que me digan hijo tuyo "....

- El propósito: "Iré a encontrar mi padre"

- El perdón: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti ...."

- La reconciliación: su padre lo vio venir ... se le tiró al cuello y la besó ....
festejándolo con un banquete.

El pecado del hijo mayor: "el pecado de los buenos". Vivía en casa del padre, sin vivir el gozo de su estimación, sin entender que Dios es amor y sin entender la dinámica de la misericordia.

Únicamente el corazón de Cristo, que conoce la profundidad del amor de su Padre, podía revelarnos el abismo de su misericordia.

LA TERCERA VIA de la parábola del hijo pródigo:

En un primer pensamiento sobre la parábola del hijo pródigo buscamos dentro de nosotros aquello que hay de "hijo pequeño", de rebelarnos a la autoridad, de romper cadenas, de buscar horizontes de libertad, de sensualidad......

En un segundo estadio podemos buscar que hay en nosotros del "hijo mayor", ese pensamiento oscuro de frustración de haberse quedado en casa, de no subvertir la autoridad, de pensar que afuera está la realización personal y no nos hemos atrevido ....
que no hacemos lo que queremos ....... que no disfrutamos siendo "buenos "....

La tercera via que el autor Henri Nouwen extrae en su libro "El regreso del Hijo pródigo" es que madurando en el proceso de la fe tenemos que procurar ser como "el padre" para aquellas personas que tenemos en nuestro entorno .....

respetar, perdonar, acoger, consolar, reconciliar ....

amar a los demás como nos ama Dios Padre.
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