jueves, 3 de marzo de 2011

TEMA 30. EL PERDON Y EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN (II)

EXPOSICIÓN: (Catecismo 1425-1470)

LA CONVERSIÓN

Jesús llama a la conversión: "Se ha cumplido el tiempo, y está cerca el Reino de Dios, convertíos y creed en la buena nueva". Por la fe en la Buena Nueva y por el bautismo se renuncia al mal y se alcanza la salvación, es decir, la remisión de todos los pecados y el don de la vida nueva.

La llamada de Cristo a la conversión sigue resonando en la vida de los cristianos después del bautismo. Esta segunda conversión es una tarea ininterrumpida, porque el bautismo no ha suprimido la fragilidad la debilidad humana, ni la inclinación al pecado. Llevamos la vida nueva "en vasos de barro".

DIOS NOS ASISTE CON SU GRACIA

En esta tarea, no estamos solos, nos asiste la gracia de Dios y su misericordia que atrae a los corazones afligidos y les ayuda a ponerse en camino y volver a la casa del Padre. La segunda conversión, además de ser un acto personal, también tiene una dimensión comunitaria. El Señor llama a su Iglesia a la conversión: "En la Iglesia hay el agua y las lágrimas: el agua del bautismo y las lágrimas de la penitencia" (San Ambrosio).

EL PROCESO DEL PERDÓN

Un camino que requiere de nuestra voluntad, del uso de nuestra libertad ... y de la misericordia de Dios. Siguiendo la parábola del hijo pródigo: (L 15, 11-31)

- El pecado del hijo pequeño: "Malversó su patrimonio en una vida de desenfreno". Libertad ilusoria, abandono de la casa paterna, miseria extrema, humillación profunda ....

- El examen de conciencia: Reflexionando se dijo a sí mismo ...... reflexión sobre los bienes perdidos .. - El arrepentimiento: "ya no merezco llamarme hijo tuyo "....

- El propósito: "Me pondré en camino adonde está mi padre" (el camino de retorno) - La petición de perdón: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti ...."

- La reconciliación: su padre lo vio venir ... se le echó al cuello y le besó .. Festejémoslo con un banquete ....


SOLO DIOS PUEDE PERDONAR LOS PECADOS

Porque Jesús es el Hijo de Dios afirma de sí mismo: "El hijo del Hombre tiene potestad en la tierra de perdonar los pecados" (Mc 2,10) y ejerce ese poder divino: "tus pecados te son perdonados" ( Lc 7,48).

CRISTO HA CONFIADO A LA IGLESIA EL PERDÓN Y LA RECONCILIACIÓN

Cristo ha confiado a su Iglesia que sea el signo y el instrumento del perdón y la reconciliación que Él ha ganado con el precio de su Sangre y le ha confiado el ejercicio del poder de absolución a través del ministerio apostólico.

El apóstol es enviado "en nombre de Cristo" y "es Dios mismo" quien, a través de él, exhorta y suplica: "reconciliaos con Dios". "Te daré las llaves del Reino de los cielos, y lo que ates en la tierra será atado en el cielo, y lo que desates en la tierra será desatado en el cielo" (Mt 16,19).

Al igual que Jesús perdona los pecados y reintegra a los pecadores al Pueblo de Dios, el Señor da a los apóstoles la autoridad de reconciliar a los pecadores con la Iglesia. La reconciliación con la Iglesia es inseparable de la reconciliación con Dios.

EL SACRAMENTO DEL PERDÓN

Cristo ha instituido el sacramento de la penitencia para todos los miembros pecadores de su Iglesia, sobre todo para los que, después del Bautismo han caído en pecado grave y así han perdido la gracia bautismal y han herido la comunión eclesial.

Los Padres de la Iglesia presentan este sacramento como "la segunda tabla de salvación después del naufragio que es la pérdida de la gracia". Ofrece la posibilidad de convertirse y de reencontrar la gracia de la justificación.

FORMAS DEL SACRAMENTO

A lo largo de los siglos, la forma concreta en la que se ha ejercido este poder recibido del Señor ha variado mucho. En los primeros siglos, la reconciliación de los que habían cometido pecados graves estaba ligada a una disciplina muy rigurosa y una penitencia pública que podía durar años.

En el siglo VII, inspirada en la tradición monástica de Oriente se introdujo la práctica privada de la penitencia. Desde entonces se realiza el sacramento de una manera más secreta entre penitente y sacerdote. Al tiempo que abre la posibilidad de la reiteración y se abra el camino de una frecuentación regular de este sacramento.
ESTRUCTURA DEL SACRAMENTO

Por la parte del penitente que se convierte bajo la acción del Espíritu Santo intervienen los siguientes elementos:

- La contrición. Es un dolor del alma y una detestación del pecado cometido con la resolución de no pecar nunca más y nos dispone a obtener el perdón en el sacramento de la reconciliación. Conviene preparar la recepción del sacramento con un examen de conciencia hecho a la luz de la palabra de Dios.

- La confesión de los pecados. Incluso desde un punto de vista humano la confesión de los pecados nos libera y facilita la reconciliación con los demás. La persona mira cara a cara sus pecados y los confiesa al sacerdote enumerando todos los pecados de que tenga conciencia, sin esconder nada venciendo la vergüenza. Es Dios que nos perdona!. El mandamiento de la Iglesia es que al menos una vez al año se confiesen los pecados (por pascua).

- La satisfacción. Muchos pecados causan perjuicio al prójimo, hay que hacer lo posible para repararlo. (robos, calumnias, injusticias). Además para recobrar la salud espiritual debilitada por el pecado, el pecador debe expiar sus culpas. Esta satisfacción se llama penitencia. El confesor impone una penitencia teniendo en cuenta la situación personal del pecador, puede ser una ofrenda, una oración, una obra de misericordia, un servicio al prójimo, un sacrificio, incluso la aceptación de la Cruz que debemos llevar.

Por la otra parte, la acción de Dios por la intervención de la Iglesia. La Iglesia, por medio del obispo y sus sacerdotes, da en nombre de Jesucristo el perdón de los pecados y fija la modalidad de la satisfacción, ora también por el pecador y hace penitencia con él.

Dada la delicadeza y la dignidad de este ministerio y el respeto debido a las personas, la Iglesia declara que todo sacerdote que oyen confesiones está obligado a guardar un secreto absoluto en cuanto a los pecados que los penitentes le han confesado; se llama "el secreto de confesión ".

EFECTOS DEL SACRAMENTO

El sacramento de la penitencia nos restablece en la gracia de Dios y nos une a Él en una suprema amistad. Aquellos que reciben este sacramento con el corazón contrito y una buena disposición religiosa reciben como fruto la paz interior, la tranquilidad de conciencia, acompañadas de un gran consuelo espiritual.

El sacramento de la reconciliación restituye la dignidad y los bienes de la vida de los hijos de Dios, el más preciado de los cuales es la amistad de Dios. Es una verdadera "resurrección espiritual".

PARA REFLEXIONAR:

El sacramento de la penitencia es un buen termómetro de la vida espiritual. Ayuda en el combate espiritual, da fuerzas y hace avanzar en el camino de la salvación .... ¿Lo frecuentamos ?....
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Os invito a participar con vuestros comentarios, vivencias o pensamientos que os haya sugerido el tema.
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